
Una de las decisiones más importantes en cualquier negocio es definir el precio de tus productos o servicios. Si cobras demasiado, puedes perder clientes. Si cobras muy poco, podrías trabajar mucho y ganar poco (o hasta perder dinero). Entonces… ¿cómo encontrar ese punto medio ideal?
Aquí te compartimos una guía práctica para que pongas precios con estrategia, asegurando rentabilidad y manteniéndote competitiva en tu mercado.
1. Conoce tus costos reales
Antes de poner cualquier precio, necesitas saber exactamente cuánto te cuesta ofrecer tu producto. Aquí se incluyen:
➤ Costos directos:
- Materia prima (ingredientes, telas, materiales…)
- Mano de obra directa (si alguien te ayuda a producir)
- Empaque
- Envío (si lo incluyes en el precio)
➤ Costos indirectos:
- Renta o servicios de tu espacio
- Herramientas o maquinaria
- Publicidad
- Costos administrativos (internet, software, etc.)
- Tu tiempo (sí, ¡tu tiempo también cuesta!)
Suma todos estos elementos para saber cuánto te cuesta realmente producir y vender un producto.
2. Agrega tu margen de ganancia
Una vez que sabes tus costos, es momento de agregar una ganancia justa. Esto puede variar dependiendo de tu industria, pero como guía puedes considerar:
- 40% a 60% de margen si vendes productos físicos.
- 100% o más si ofreces servicios o productos digitales con costos variables más bajos.
Ejemplo:
Si te cuesta $10 producir una vela artesanal (incluyendo todo), y deseas un margen del 50%, tu precio de venta debe ser al menos $15.
3. Investiga a tu competencia
No estás sola en el mercado. Mira cuánto cobran negocios similares al tuyo. Eso te dará una referencia, pero no copies precios a ciegas. Tal vez ellos tienen otros costos o estrategias.
Hazte estas preguntas:
- ¿Qué ofreces tú que ellos no?
- ¿Tu calidad es superior?
- ¿Tu presentación es más cuidada?
- ¿Ofreces una experiencia o valor agregado?
Si la respuesta es sí, puedes justificar un precio más alto.
4. Ofrece opciones y estrategias de precios
Tener una sola opción a veces limita tus ventas. Considera:
- Precio por volumen: descuentos si compran más.
- Paquetes o combos: para hacer más atractiva la oferta.
- Producto “gancho”: uno más económico para atraer y luego ofrecer uno más completo o premium.
5. Revisa y ajusta constantemente
Tu negocio crece, los precios cambian, tus costos también. Por eso, no dejes tu precio fijo por años. Cada cierto tiempo revisa:
- ¿Estás ganando lo suficiente?
- ¿Tus costos subieron?
- ¿Podrías mejorar tu rentabilidad con pequeños ajustes?
En resumen…
Poner precios no es un juego de adivinanzas. Es estrategia, números y visión. Una mujer emprendedora que conoce sus costos, su valor y su mercado, puede poner precios con confianza, sin miedo, sabiendo que cada venta suma, crece y la acerca más a su propósito.
Recuerda: no se trata de ser la más barata, sino la más clara en el valor que ofreces.